Desde los tres años, desde la integración del niño/a en el mundo escolar, se realizan en clase una inmensa cantidad de actividades dedicadas a la escritura y a la lectura. Los niños son como esponjas, todo lo absorben, todo se lo quedan, aunque a veces nos de la sensación que lo que estamos haciendo no sirve de mucho.... Sin embargo, esa sensación desaparece cuando un buena mañana una niña de tu aula te dice: ¿Te leo un cuento Seño? Y esto es lo que sucede...
¡¡Se me cae la baba!!
¡¡Todo el trabajo ha merecido la pena!!
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